La dificultad para relacionarse generalmente inicia en la infancia, puede ser por que la persona es tímida y le cuesta relacionarse porque no se siente valioso comparado con los demás
También puede ser por algún trastorno de personalidad que le dificulte relacionarse con los otros.
Por medio de la terapia, es posible aprender a tener mejores relaciones sociales, que puede verse reflejado en: ganar nuevos amigos, conseguir un mejor empleo, y en definitiva disfrutar mas de la vida.
Nos adentramos al problema de no relacionarnos con los demás
Las personas con dificultad para relacionarse, pueden sentirse incómodos con otras personas, en los actos públicos, en el trabajo o en la escuela, y presentan sudoración, temblor o incluso taquicardia cuando se ven expuestos a algunas de las situaciones que temen.
Para protegerse y aumentar su seguridad, las personas con dificultad para relacionarse tienden a evitar todas las situaciones que les generan temor y ansiedad, lo que tiene graves consecuencias en su conducta; son más propensos a aislarse, por lo que el desarrollo social y laboral se ve truncado; y en el caso de los estudiantes, el miedo a hablar en público, exponer trabajos o relacionarse con los compañeros hace que muchos jóvenes brillantes abandonen los estudios.
En algunos casos se trasciende a una fobia social, que es adoptada por los hijos de padres con el mismo trastorno, pero se desconoce si esto se debe a una herencia puramente genética o aprendida.
También es posible que existan patrones de conducta o de interpretación de la realidad, además de rasgos específicos, como la introversión o una baja autoestima, que favorezcan este trastorno.
En cuanto a los factores ambientales, se cree que muchos casos de fobia social están relacionados con acontecimientos vitales o humillantes vividos durante la infancia y la adolescencia o con posibles defectos físicos, aunque esto no se da siempre.
La mayor parte de las personas que piden ayuda al especialista consultan en principio por otros trastornos distintos a la fobia social, como la depresión o el consumo de alcohol y otras sustancias tóxicas.
El tratamiento en la intervención psicoterapéutica, es importante ya que se enfatiza en que el paciente adquiera nuevos patrones que le permitan evitar el miedo al fracaso y mejoren su autoestima.